Katharina Blum es una mujer de veintisiete años,
atractiva, que trabaja con gran dedicación en labores hogareñas. Lleva una vida
ordenada, sana, al punto de que algunos la llaman “La monja”. Unas amigas la
invitan a una fiesta, con algo de dificultad, acepta. En esta reunión conoce a
Ludwig Götten, delincuente y desertor buscado por la policía. Blum se fija
ciegamente en él, se enamora, y lo lleva a su apartamento donde pasan la noche.
Al día siguiente, debido a la persecución de los oficiales de policía, Götten,
con ayuda de Khatarina, logra escapar del apartamento sin que lo vean. La
policía llega a la vivienda de la joven, e inmediatamente se le acusará de
cómplice de las fechorías de Götten. Khatarina hace sus declaraciones, argumenta
la imposibilidad de su participación en actos delictivos, pero la policía, a
través del trabajo del inspector Beizmenne, empezará a manipular estas
declaraciones, señalándola como a una criminal. La prensa sensacionalista
entrará a hacer parte de la destrucción de la vida de Katharina Blum. El
periodista Werner Tötges manipulará la opinión pública e iniciará la
destrucción de la vida privada de Katharina Blum. Sus empleadores, los señores
Blorna y Sträubleder se verán implicados en aquel escándalo, teniendo en cuenta
que ambos se sienten atraídos por la joven. El periodista no satisfecho con eso, Tötges,
buscará a la moribunda madre de Katharina en un hospital y, camuflándose entre
enfermeros, la obligará a dar su opinión, situación que la impactará tanto que
le traerá la muerte. Khatarina al conocer esto, llena de rabia, llamará al
periodista para concederle una entrevista en exclusiva. Tötges llegará a la
cita, pero Blum lo espera con un arma de fuego. Después de asesinar al
periodista, Blum telefonea a uno de los encargados de su caso, da su dirección
para que vayan a detenerla.
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